un amigo dándole a otro amigo un abrazo de apoyo debido a una pérdida

Cómo brindar apoyo a un ser querido en duelo: consejos y sugerencias

Cuando alguien cercano atraviesa el duro momento de perder a un ser querido, surgen preguntas sobre cómo ayudarle. La muerte, inevitable y dolorosa, deja un vacío que cada persona enfrenta de manera distinta. En mi experiencia personal, y también observando cómo las personas se relacionan con el duelo, he visto que a menudo no sabemos qué hacer o decir. Queremos apoyar, pero tememos decir algo inapropiado o hacer más daño que bien. Sin embargo, hay maneras sencillas y profundas de estar ahí para quienes sufren una pérdida.

El duelo es un proceso individual y complejo. A menudo, quienes lo atraviesan no buscan soluciones ni respuestas fáciles; lo que más necesitan es sentirse acompañados y comprendidos. Muchas veces, no es necesario hablar. La presencia, el silencio compartido y los gestos sencillos pueden significar mucho más que las palabras.

Recuerdo cuando una amiga perdió a su madre. Lo que más le reconfortó no fue que le dijeran “estoy aquí para lo que necesites” –aunque siempre es un mensaje bienintencionado–, sino el hecho de que alguien apareciera en su casa con una comida hecha, o que un vecino se ofreciera a cuidar de su perro. Estos pequeños gestos hicieron que se sintiera cuidada sin necesidad de pedirlo. Aquí comparto algunas ideas sobre cómo podemos ser ese apoyo para quienes pasan por momentos tan difíciles.

La importancia de escuchar


Escuchar activamente es uno de los actos más valiosos que podemos ofrecer. Muchas personas sienten la necesidad de hablar sobre su pérdida, recordar anécdotas, llorar o incluso expresar su rabia. Cuando nos sentamos con alguien y le prestamos atención genuina, estamos validando su dolor. En mi opinión, escuchar no es solo estar presentes mientras alguien habla; es hacerlo sin juicios ni interrupciones. No hace falta dar consejos, salvo que nos los pidan. A veces, solo un “entiendo” o un “lo siento mucho” son suficientes para transmitir apoyo sincero.

Acciones prácticas que marcan la diferencia


A menudo, durante los primeros días del duelo, las personas enfrentan un sinfín de tareas prácticas: organizar el funeral, gestionar documentos, atender a quienes llegan al tanatorio. En medio de todo eso, un simple “¿puedo ayudarte con algo en específico?” puede ser un alivio inmenso. También es útil ofrecer opciones concretas: “Puedo llevar a los niños al colegio” o “Si quieres, me encargo de hacer la compra esta semana”. Estas acciones muestran que estás pensando activamente en su bienestar.

Adaptar nuestro apoyo según la persona


No todos reaccionan al duelo de la misma manera. Hay quienes buscan rodearse de gente y hablar, mientras que otros prefieren el aislamiento. Ambos enfoques son válidos. Si tu amigo o familiar quiere estar solo, respeta su espacio, pero hazle saber que estás disponible cuando te necesite. En otras ocasiones, un mensaje corto y cariñoso basta para recordarles que no están solos. Algo tan sencillo como “pensando en ti hoy” puede marcar la diferencia.

El tiempo no lo cura todo, pero ayuda


Es un error común pensar que el dolor del duelo desaparece rápidamente. Aunque los primeros días son los más intensos, el duelo es un proceso que puede durar meses o incluso años. Las fechas importantes, como aniversarios, cumpleaños o festividades, pueden ser especialmente difíciles. Un recordatorio discreto en esas fechas –como un mensaje o una llamada– demuestra que te acuerdas de su pérdida y de su dolor.

Reconocer nuestras propias limitaciones


A veces, por más que queramos ayudar, no tenemos todas las herramientas para hacerlo. Si notas que la persona en duelo muestra signos de depresión profunda, como aislamiento extremo, falta de energía o pensamientos negativos constantes, podría ser el momento de sugerir apoyo profesional. En esos casos, buscar un psicólogo o terapeuta especializado en duelo puede marcar una gran diferencia.

Gestos que no cuestan nada


Algo tan simple como un mensaje de texto, una nota escrita a mano o un pequeño detalle pueden alegrar un día gris. En ocasiones, he visto cómo un ramo de flores enviado sin razón aparente, o un simple “te traje tu café favorito”, puede iluminar el rostro de alguien que está pasando por un mal momento. Estos gestos no resuelven el dolor, pero muestran que estás pensando en ellos.

El valor del silencio y la presencia


Muchas veces, pensamos que necesitamos encontrar las palabras perfectas para consolar a alguien, pero la verdad es que no existen. Lo que sí podemos hacer es estar presentes. Sentarse en silencio junto a alguien, compartir un abrazo o simplemente estar disponible en los momentos más duros puede ser más poderoso que cualquier discurso.

Evitar frases hechas


Es tentador recurrir a frases que hemos escuchado toda la vida, como “el tiempo lo cura todo” o “está en un lugar mejor”, pero muchas de estas expresiones, aunque bienintencionadas, pueden resultar hirientes. En mi experiencia, lo mejor es hablar desde el corazón y con honestidad, incluso si lo único que puedes decir es “lo siento mucho”.

Cuidar nuestra propia salud mental


Apoyar a alguien en duelo puede ser emocionalmente desafiante. Es importante también cuidar de uno mismo. Hablar con alguien de confianza, buscar información sobre cómo gestionar estas situaciones o incluso tomarse un tiempo para recargar energías puede ayudarnos a estar más disponibles para quienes nos necesitan.

Ser un buen apoyo para alguien en duelo no significa tener todas las respuestas ni ser perfecto. Se trata de estar presentes, de ofrecer un hombro sobre el que llorar y de ser pacientes mientras la otra persona encuentra su camino a través del dolor. En esos momentos, el amor y la compasión son los mayores regalos que podemos ofrecer.

Saludos 👋

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