Una conversación necesaria para prevenir el suicidio

Una conversación necesaria para prevenir el suicidio
Hablar de la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Sin embargo, esta
conversación no solo es importante, sino también transformadora. A través de mí
experiencia de vida, he comprendido que aprender a vivir plenamente incluye reflexionar
sobre el final de la vida. Esto no solo nos acerca a una existencia más consciente, sino que
también es una herramienta poderosa para la prevención del suicidio.

El suicidio, la segunda causa principal de muerte en jóvenes y una de las más alarmantes
en personas mayores, a menudo surge del aislamiento, el sufrimiento emocional no
expresado y la falta de un espacio seguro para ser vulnerables. Como sociedad, solemos
evitar las emociones difíciles, como la tristeza o el miedo, perpetuando un silencio que
amplifica el dolor de quien lo sufre.

Hay que cultivar un entorno donde se pueda hablar abiertamente de la muerte y el
sufrimiento. No se trata de romantizar el final de la vida, sino de darle espacio para
explorar su significado. Cuando alguien puede expresar su dolor sin sentirse juzgado, el
peso de lo que lleva se aligera.

Desde mi experiencia, la musicoterapia, el acompañamiento terapéutico y las herramientas
artísticas y emocionales son claves. Estas prácticas crean un puente hacia las emociones
más profundas, permitiendo que las personas se reconcilien con su humanidad. La muerte,
vista no como un enemigo sino como una parte del ciclo de la vida, nos invita a vivir con
propósito y compasión.
La clave para prevenir el suicidio está en educar a nuestra sociedad desde la raíz. Es
fundamental que desde la infancia se fomente una educación emocional que permita a los
niños y jóvenes entender y gestionar sus emociones, abrazando tanto la alegría como el
dolor. En este proceso, no solo se construyen individuos más fuertes, sino comunidades
más empáticas.

Por otro lado, es esencial que quienes trabajan en el ámbito de la salud y la educación
cuenten con herramientas adecuadas para acompañar emocionalmente a las personas en
crisis. La capacitación en escucha activa y el desarrollo de una mirada más humanista son
pasos necesarios para cambiar la forma en que abordamos el sufrimiento humano.
La prevención también pasa por crear espacios seguros para el diálogo. Estos espacios, ya
sean talleres, charlas o actividades comunitarias, nos permiten abordar temas que suelen
permanecer en la sombra, como la muerte o el duelo. Es en estos entornos donde las
personas pueden sentirse vistas, escuchadas y comprendidas.
Por último, el acompañamiento profesional en los procesos de pérdida o duelo se
convierte en un sostén crucial para quienes sienten que la vida ha perdido su sentido.

He podido comprobar cómo las sesiones terapéuticas —tanto individuales como
grupales— ofrecen un refugio en medio del dolor, devolviendo esperanza y dirección a
quienes la habían perdido.
El suicidio nos recuerda que muchos viven en un silencio ensordecedor. Os invito a
quienes leen estas líneas a romper ese silencio, a escuchar con el corazón, a preguntar
“¿cómo puedo ayudarte?” sin miedo a las respuestas. La vida es un regalo, y como
comunidad, podemos dar esperanza incluso en los momentos más oscuros.
Hablemos de la muerte para celebrar la vida. Démosle a nuestra sociedad la oportunidad
de sanar, reflexionar y crecer en conciencia. Prevenir el suicidio es posible cuando todos
nos convertimos en una red de apoyo.

Agradecemos este artículo de nuestra colaboradora Ysa Marín de «El Arte del Buen Vivir»

Si deseas que te publiquemos tu artículo en nuestro blog, por favor escríbenos a info@enhomenaje.es

Saludos 👋

Suscríbete y recibe nuestro boletín mensual

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

En Homenaje
En Homenaje
Artículos: 40